¿Soy un/a neurótico/a?

Con frecuencia utilizamos el término neurótico y neurosis, solemos decir «Fulanita es una neurótica» o que alguien padece una neurosis, aunque en ocasiones no estamos seguros de su significado exacto. El término neurosis, en sí, significa etimológicamente «enfermedad de los nervios», pero eso no nos sirve mucho como definición, y el propio término ha sido ya abandonado por la psiquiatría y la psicología científica –no así por el psicoanálisis y otras corrientes-, siendo sustituido por el concepto de «trastorno» o, copiando la expresión inglesa disorder, «desorden». Sin embargo, esto no significa necesariamente que la palabra neurosis no tenga utilidad práctica ni que tenga que caer en el desuso, especialmente en el lenguaje cotidiano, cuando se trata de referirnos llanamente y en un entorno no académico ni profesional a una gran variedad de problemas mentales, emocionales y de la conducta. Entonces, ¿qué es la neurosis? Existen numerosas definiciones, dependiendo del autor y la corriente de pensamiento psicológico a que pertenezca. Sin embargo, son comúnmente aceptados dos criterios: es cualquier trastorno de la mente que afecta nuestro comportamiento, emociones, relaciones interpersonales, o la forma en que percibimos nuestro entorno o a nosotros mismos; y que no afecta la capacidad para el razonamiento coherente ni la capacidad de la persona para funcionar aceptablemente en su medio (empleo, escuela, familia y sociedad). Así, la neurosis puede abarcar muchas clases distintas de trastornos leves y moderados que no incapacitan a la persona en su desempeño pero que sí le llegan a ocasionar problemas, ansiedad o sufrimiento. Son ejemplos de neurosis comunes las fobias, las obsesiones moderadas, la llamada «neurastenia» –fatiga e irritabilidad permanentes-, y los trastornos psicosomáticos –síntomas físicos que no tienen una causa médica específica-, entre muchos otros. Los trastornos que llegan a ser lo suficientemente severos como para incapacitar a quienes los padecen, que deterioran notoriamente su intelecto y las relaciones con el entorno y que afectan la habilidad para el juicio y el raciocinio pertenecen a la categoría de las psicosis, como es el caso de la esquizofrenia (llanamente conocida como «locura»), el trastorno de personalidad múltiple, la depresión profunda, los trastornos alimentarios como la bulimia y la anorexia, el trastorno bipolar de la conducta, entre otros. Las psicosis, no es necesario decirlo, requieren de atención psiquiátrica inmediata, porque pueden poner en peligro incluso la propia integridad física del afectado o de la gente que le rodea, aparte de deteriorar significativamente su calidad de vida. Con las neurosis, en cambio, puede vivir uno muchos años, sin que con esto se quiera decir que sea deseable. De hecho, prácticamente cualquiera puede tener una o más patologías mentales leves que no le impiden cumplir con sus obligaciones ni relacionarse con su familia y los demás de una forma funcional. Sin embargo, estos trastornos sí son inconvenientes y contribuyen a la infelicidad de quienes los sufren y también de quienes lo rodean, especialmente la propia familia. De modo que, si bien no son problemas urgentes, sí deberían ser atendidos, la hipnoterapia es una forma rápida, eficaz, muy poderosa y carente de efectos secundarios de abordar diferentes tipos de patologías – no se recomienda un psicoanalista de tipo freudiano, por lo largo del tratamiento y su discutible eficacia-. ¿Cómo saber si soy neurótico? Un criterio práctico es considerar sinceramente si algo de nuestra conducta, nuestra falta de control sobre las emociones, o nuestras ideas fijas o recurrentes nos causan sufrimiento o a quienes nos rodean. Siendo humanos, casi todos somos algo neuróticos en mayor o menor grado, pero no hay por qué sufrir innecesariamente.